Imagina un mundo en el que los neandertales sobrevivieron en lugar de perecer hace unos 40,000 años—y que todavía vivieran junto a los humanos hoy en día. ¿Cómo se verían nuestras sociedades? ¿Quién sería la raza dominante? ¿Habría armonía o conflicto entre estos dos homínidos? Lo que podría haber sido.
El legado neandertal
Homo neanderthalensis eran nuestros parientes evolutivos más cercanos. Habían estado viviendo en Europa y partes de Asia durante cientos de miles de años antes de desaparecer. Estos homínidos eran cazadores hábiles que fabricaban herramientas y tenían sociedades complejas. Los humanos modernos (Homo sapiens), que surgieron en África, se extendieron por todo el mundo y eventualmente ya sea expulsaron o absorbieron a las poblaciones con las que entraron en contacto. Pero, ¿y si los neandertales no se hubieran extinguido?
Coexistencia y estructura social
Si ambas especies aún existieran, cada una tendría que adaptarse a la presencia de la otra. Con su robusta constitución y adaptaciones al clima frío, los neandertales podrían haber continuado dominando las latitudes más altas y las regiones montañosas. Mientras tanto, los humanos modernos podrían prosperar en varios otros entornos gracias a su mayor versatilidad.
Integración social
También podría haber habido estructuras sociales complejas que involucraran a ambos grupos. Los neandertales y los humanos modernos podrían haber mantenido inicialmente una separación considerable debido a la distancia geográfica, pero inevitablemente se habrían mezclado con el tiempo. La hibridación entre ellos podría incluso haber llevado a mezclas físicas que resultaran en individuos híbridos con capacidades cognitivas únicas.
División del trabajo
Quizás debido a su fuerza física, la fuerza y resistencia de los neandertales podrían haberles permitido sobresalir en trabajos físicamente exigentes como la construcción, la minería u otras formas de industria pesada. Mientras que la creatividad de los humanos modernos era conocida, por ejemplo en la ciencia, tales roles no se dividirían estrictamente según las líneas de especie, sino que dependerían de las habilidades individuales.
Inteligencia y habilidades cognitivas
Determinar la inteligencia entre diferentes especies es un desafío. En este caso, la situación es aún más complicada ya que ambos grupos son homínidos con cerebros grandes que muestran cierto potencial para la inteligencia, pero sigue siendo incierto cuán similares o diferentes eran estas habilidades en la práctica. Los neandertales fabricaban herramientas, controlaban el fuego y posiblemente tenían pensamiento simbólico, como lo sugieren el arte rupestre y las prácticas funerarias.
Aprendizaje e innovación
En un mundo así, donde ambas especies existían lado a lado, cada una habría beneficiado del aprendizaje de la otra. El conocimiento práctico de los neandertales sobre su entorno podría combinarse con las habilidades innovadoras de resolución de problemas de los humanos modernos para crear nuevas formas de hacer las cosas. Este intercambio podría haber llevado a avances rápidos en varios campos, desde la medicina hasta la tecnología.
Dominio y dinámicas de poder
Es difícil predecir qué especie podría haber sido dominante, ya que podría haber habido múltiples centros de dominio dependiendo de la región o el contexto. Por ejemplo, los neandertales podrían haber tenido ventajas físicas sobre los humanos modernos en entornos hostiles, mientras que estos últimos podrían ser más influyentes debido a su adaptabilidad y pensamiento creativo en entornos templados o diversos. Finalmente, esto podría no depender tanto de la pertenencia a una especie, aunque esto jugará algún papel, al igual que las habilidades individuales o las contribuciones hacia la sociedad.
Resolución de conflictos
Para prevenir peleas, ambas especies tendrían que desarrollar sistemas de gobernanza y resolución de conflictos sólidos. Podrían garantizar decisiones justas mediante consejos mixtos u otros cuerpos de gobierno que incluyan representantes de ambas especies. La comprensión podría construirse a través de programas de intercambio cultural, instituciones educativas conjuntas y empresas cooperativas.
El paisaje cultural
Un mundo con neandertales sería tan rico, vibrante y diverso en cultura. El arte, la música, la literatura y las tradiciones de las dos especies se mezclarían en un hermoso tapiz de expresión humana.
Contribuciones culturales
Los neandertales aportarían su propia perspectiva única al arte y la ciencia, mientras que los humanos modernos compartirían la suya. Habrá festivales que celebran la herencia de ambas especies; museos que exhiben nuestra historia compartida, así como proyectos artísticos conjuntos entre muchos otros.
Idioma y comunicación
Ambos idiomas podrían fusionarse, llevando a una diversidad lingüística más rica que nunca antes experimentada en la tierra hasta ahora; esto podría suceder a través de la hibridación o simplemente aprendiendo los idiomas del otro con el tiempo, lo que llevará a una mejor comunicación entre los dos grupos de personas que más lo necesitan hoy, cuando los malentendidos son comunes debido a la falta de medios adecuados a través de los cuales podamos entendernos fácilmente, ya que ninguno de nosotros está dispuesto y, además, capacitado para cumplir tales demandas si alguna vez se hacen, donde radica una oportunidad para la construcción de la paz, no solo entre estas comunidades, sino también a nivel global.
Una armonía hipotética
Aunque esta situación es puramente hipotética, destaca la importancia de la diversidad y la cooperación. La dominancia podría depender de las situaciones en lugar de estar basada en especies, por lo tanto, se debería valorar el trabajo conjunto en lugar de competir entre sí, donde la coexistencia entre neandertales y humanos se convierte en una vía para el aprendizaje mutuo, aprovechando las fortalezas y mejorando la resiliencia dentro de sociedades que probablemente se caracterizan por la dominancia a niveles individuales en comparación con diferentes grupos o individuos dentro de la misma comunidad, estableciéndose como ganadores mientras otros pierden, promoviendo así la coexistencia pacífica no solo entre aquellos que viven uno al lado del otro, sino también a través de fronteras donde quiera que las personas se encuentren, especialmente aquellas de diferentes culturas que no comprenden las formas de los demás debido a la falta de entendimiento común.